El enfrentamiento entre el Celta de Vigo y el Real Madrid en las semifinales de la Copa del Rey ha dejado un sabor amargo para los gallegos. La controversia se desató cuando el colegiado decidió no señalar un penalti a favor del Celta, que podría haber alterado el resultado final. Este incidente ocurrió justo antes del primer gol de los blancos, lo que intensificó las críticas hacia la actuación arbitral.
Tras el partido, Marcos Alonso, entrenador del Celta, expresó su frustración en redes sociales, preguntando retóricamente: "Hola, ¿hay alguien ahí?" en referencia a la falta de intervención del VAR en una jugada que muchos consideran decisiva. Alonso no se detuvo ahí y comentó: "Es una pena que en un deporte con tantos recursos tecnológicos, se cometan errores que afectan el resultado".
El jugador Mikel Oyarzabal también se pronunció al respecto, asegurando que la decisión del árbitro fue un claro error y que, si la situación hubiera ocurrido en el área del Madrid, el penalti habría sido sancionado. "Nos vamos dolidos, pero debemos seguir adelante y centrarnos en la Liga", añadió Oyarzabal, reflejando el sentimiento de un equipo que se siente perjudicado.
Por su parte, el Real Madrid, que avanzó a la final, se enfrenta ahora a la presión de demostrar que su éxito no depende de decisiones arbitrales. La polémica ha puesto en el centro de atención la necesidad de una revisión profunda de los protocolos arbitrales en el fútbol español.
En conclusión, este partido ha dejado más que un simple resultado en el marcador; ha abierto un debate sobre la justicia en el deporte y la necesidad de que el VAR cumpla su función de manera efectiva. La afición del Celta espera que su voz sea escuchada y que se tomen medidas para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro.