El Leganés se encuentra en una situación crítica tras sufrir una nueva derrota, esta vez ante el FC Barcelona (0-1) en un partido donde los locales no lograron hacer valer su condición de anfitriones. A pesar de la lucha y el esfuerzo, el equipo dirigido por Borja Jiménez se hunde más en la zona de descenso, ahora a dos puntos de salir de ella.
El encuentro comenzó con un Leganés que mostró una buena disposición, intentando contener a un Barça que, aunque líder, no estaba en su mejor día. A pesar de algunos destellos de calidad, como la velocidad de Dani Raba, el equipo pepinero no logró concretar sus oportunidades, lo que se tradujo en un resultado desalentador.
El autogol de Jorge Sáenz, que llegó tras un centro de Raphinha, fue un duro golpe para un Leganés que ya venía de una racha negativa de cuatro partidos sin ganar. A partir de ese momento, el equipo se vio obligado a arriesgar más, pero sus intentos por igualar el marcador se vieron frustrados por decisiones arbitrales y la falta de puntería.
La anulación de un gol por fuera de juego y un disparo que se estrelló en el poste evidencian la mala fortuna que acompaña al Leganés en este tramo de la temporada. La presión aumenta y la necesidad de puntos se vuelve apremiante, ya que cada jornada que pasa sin sumar se siente como un paso más hacia la Segunda División.
Con esta derrota, el Leganés se encuentra en una encrucijada. La próxima jornada será crucial, ya que deben enfrentarse a rivales directos en la lucha por la permanencia. La afición espera que el equipo pueda revertir la situación y encontrar la forma de salir de este bache que amenaza con condenarlos.
Mientras tanto, el Barça, aunque satisfecho con los tres puntos, sabe que debe mejorar su rendimiento si quiere mantener la ventaja en la lucha por el título. La presión está en el aire, y cada partido será una batalla tanto para los líderes como para los que luchan por no descender.