Era una noche mágica en el Spotify Camp Nou, un escenario que se convirtió en el testigo privilegiado de uno de los momentos más memorables del fútbol. En el partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey, el FC Barcelona se enfrentaba al Getafe, y lo que ocurrió en el minuto 88 dejó a todos los presentes boquiabiertos.
Con el marcador a favor de los culés por 1-0, un joven Lionel Messi, apenas de 20 años, tomó el balón en el centro del campo y comenzó una de las jugadas más icónicas de su carrera. Con una habilidad y destreza que solo él posee, Messi se lanzó en un zigzag imparable, dejando atrás a cuatro defensores del Getafe, como si fueran conos de entrenamiento.
El momento culminante llegó cuando, tras una serie de regateos magistrales, se plantó frente al portero Luis García. Con una calma asombrosa, Messi definió a puerta vacía, sellando un gol que evocó el famoso tanto de Diego Maradona en el Mundial de 1986. La comparación no es casualidad; ambos goles son ejemplos de la genialidad que solo unos pocos elegidos pueden exhibir.
La afición del Barça estalló en un clamor de júbilo, aplaudiendo y vitoreando a su ídolo. Las caras de los espectadores reflejaban una mezcla de asombro y felicidad, conscientes de que estaban presenciando un momento que se grabaría en la memoria colectiva del fútbol. Este gol no solo fue un hito en la carrera de Messi, sino que también se convirtió en un símbolo de la grandeza del FC Barcelona.
Desde aquel día, el tanto ha sido recordado como uno de los más grandes de la historia del fútbol, un recordatorio de que el deporte puede ofrecer momentos de pura magia. La hazaña de Messi sigue siendo un tema de conversación entre los aficionados, quienes no dudan en afirmar que fue un gol que cambió la forma en que se percibe el fútbol moderno.
Sin duda, el legado de Messi sigue vivo, y cada vez que se habla de su carrera, este gol resuena como un eco de su brillantez. En un mundo donde los grandes jugadores son recordados por sus hazañas, el gol del 18 de abril de 2007 se erige como un testimonio de la genialidad que solo un verdadero artista del balón puede ofrecer.