El RCDE Stadium fue el escenario de un derbi que quedará grabado en la memoria de los aficionados, no solo por el resultado, sino por la atmósfera electrizante que se vivió desde el inicio. Los seguidores del Espanyol prepararon un recibimiento espectacular para su equipo, con pancartas y bengalas que encendieron la pasión en las gradas. Sin embargo, la noche no fue fácil para los blanquiazules, quienes se encontraron con un Barcelona decidido a sellar su título de campeón.
Desde el pitido inicial, el ambiente se tornó hostil para los visitantes, pero el equipo de Hansi Flick no se dejó intimidar. Con un juego sólido y bien estructurado, los culés comenzaron a dominar el encuentro. El primer golpe llegó de la mano de Lamine Yamal, quien, con un golazo impresionante, abrió el marcador y desató la locura entre los aficionados azulgranas que se desplazaron a Cornellà.
El Espanyol, a pesar de la adversidad, intentó reaccionar, pero se encontró con un Szczesny en estado de gracia, que realizó intervenciones clave para mantener su portería a cero. La tensión aumentó cuando Leandro Cabrera fue expulsado, dejando a su equipo con diez hombres y complicando aún más la situación.
El segundo tanto del Barça llegó en un momento crucial, cuando Fermín sentenció el partido y, con ello, el título de LaLiga. La afición culé estalló en júbilo, mientras que los seguidores pericos se sumieron en la decepción. A pesar de la derrota, el apoyo a su equipo no cesó, y los aplausos resonaron en el estadio al final del encuentro.
Este triunfo no solo significa un nuevo título para el FC Barcelona, sino que también reafirma su dominio en el fútbol español, consolidando la era de Xavi Hernández y su legado en el club. Con este doblete doméstico, los culés demuestran que están listos para seguir luchando por más éxitos en el futuro.