El Fútbol Club Barcelona ha deslumbrado a sus aficionados este viernes con una espectacular rúa por las calles de la Ciudad Condal, celebrando su 28º título de LaLiga EA Sports. La victoria ante el Espanyol, con un contundente 0-2 en el RCDE Stadium, desató la euforia entre los seguidores culés, quienes se unieron a la plantilla en una fiesta que quedará grabada en la memoria de todos.
El autobús descapotable, adornado con los colores del club, recorrió los puntos más emblemáticos de Barcelona, donde miles de aficionados se congregaron para vitorear a sus ídolos. Gritos de “¡campeones, campeones!” resonaban en cada esquina, mientras los jugadores, liderados por el entrenador Hansi Flick, disfrutaban del cariño de la afición.
Momentos destacados de la celebración
Entre los momentos más memorables de la rúa, se registraron dos caídas que, lejos de empañar la celebración, se convirtieron en anécdotas graciosas. El primero en caer fue Ronald Araujo, seguido por Íñigo Martínez, quienes, a pesar de la sorpresa, se unieron a las risas de sus compañeros y aficionados.
La fiesta no solo fue un homenaje al título de LaLiga, sino también a los otros dos trofeos conquistados esta temporada: la Copa del Rey y la Supercopa de España, logrando así un triplete doméstico que reafirma la grandeza del club. Pedri, uno de los pilares del equipo, expresó su felicidad al igual que el resto del barcelonismo, que ha disfrutado de un temporadón.
Un mensaje de agradecimiento
El defensa Iñigo Martínez no dudó en agradecer a la ciudad de Barcelona por el apoyo incondicional recibido durante toda la temporada. La conexión entre el equipo y la afición se hizo palpable en cada rincón de la ciudad, donde los culés se sintieron más unidos que nunca.
El domingo, el Barça volverá a pisar el césped en el Estadio Olímpico Lluís Companys, donde se espera otra fiesta ante el Villarreal. Aunque el encuentro no tenga trascendencia en la clasificación, la afición está lista para celebrar una vez más, disfrutando de un ambiente festivo que caracteriza al barcelonismo.
La rúa culminó en el emblemático Arc de Triomf, donde el autobús hizo una parada especial, permitiendo a los aficionados acercarse a sus ídolos. Este evento no solo fue una celebración del fútbol, sino un recordatorio de la pasión que despierta el Barça en cada rincón de la ciudad.